Las ojeras se deben a una pérdida de volumen debajo de los ojos, en la zona situada entre el párpado inferior y el pómulo, y a menudo presentan también un oscurecimiento de color azulado, grisáceo o morado.
La piel suele resecarse, volviéndose más fina y frágil con la edad. Como resultado, las ojeras se vuelven más huecas y evidentes a medida que pasa el tiempo debido principalmente a las siguientes causas:
el paso del tiempo y el estrés o la fatiga influyen en la acentuación de estos efectos.
Su presencia reduce la proyección de un rostro joven y fresco, además de transmitir cansancio, apatía y falta de impacto positivo en nuestra expresión.
Afortunadamente, existen tratamientos de medicina estética altamente eficaces y nada invasivos con los que se consigue corregir el 95 % de estos problemas.